lunes, 1 de diciembre de 2014

Carta abierta a los carmelitas

Carta abierta a los carmelitas:
Nos encontramos en una época donde los mexicanos necesitamos Unión y solidaridad  por lo que es necesario hacer varias consideraciones que contribuyan a nuestra armonía como ciudadanos:
El petróleo que se encuentra en la sonda de Campeche no es de los carmelitas, de los tabasqueños o de los veracruzanos, no es de pemex ni de las compañías....... Es de los mexicanos.
Cd. Del Carmen no le da trabajo a nadie, es simplemente el lugar más cercano y con las mayores facilidades como punto logístico entre la sonda de Campeche y el continente; el trabajo lo crea la extracción del petróleo y sus trabajos derivados.
En esta hermosa isla no viven carmelitas y no carmelitas, vivimos ciudadanos mexicanos en un municipio del estado de Campeche y todos los que vivimos acá tenemos las mismas obligaciones y los mismos derechos que cualquiera.
Si existe un especial amor y arraigo hacia la isla de los nacidos en ella, lo consecuente tendría que ser que fueran los primeros en demostrarlo, no tirando basura en las calles, no alimentando a los perros de la calle, no tirando latas de cerveza en la playa, etc, etc.
Nadie de los que vivimos en esta isla obtenemos ningúna ganancia en mantener un encono entre los nativos y los que por las circunstancias del trabajo nos vemos obligados a vivir en ella; todos tenemos que entender que esta isla no es de los carmelos ( o carmelitas ) esta isla es parte del territorio nacional y pertenece a los mexicanos; si alguna distinción quisieran hacer los que aquí nacieron, debería de ser siendo mas educados, más limpios, con mayor urbanidad, respetando los señalamientos de tránsito, con menos consumo de alcohol y no solamente diciendo que tienen un gran amor a la isla sin hacer nada por demostrarlo.
Dejemos de lado el discurso que solo provoca separación entre los mexicanos y actuemos para tener un mejor país, un mejor Campeche y un mejor Cd. Del Carmen.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Cómplices silenciosos

Mucho hemos hablado, leído, opinado y escrito en pláticas de café o familiares, en juntas de trabajo y en redes sociales acerca la inconformidad, desazón, desilusión pero mas que nada apatía que existe en la sociedad acerca de las condiciones sociales que estamos viviendo; nos ha tocado una época que muy pocos de nosotros alcanzamos a predecir, una época que nadie quería vivir, o sufrir, y mucho menos una época que no queremos heredar a nuestros hijos.
No es la primera vez que me atrevo a escribir unas líneas y tampoco soy nuevo en la crítica informada hacia las autoridades o hacia la sociedad de la que formamos parte, desde mi época como Oficial Naval, en la iniciativa privada y ahora que formo parte nuevamente del aparato de gobierno, he señalado, criticado y propuesto soluciones a los problemas que día a día componen la realidad de nuestro país.
Los problemas son tan complejos así como ha sido compleja nuestra historia, el deterioro social se puede explicar de diferentes maneras y desde diferentes ópticas, podemos internarnos a épocas tan lejanas como la revolución de 1910 o simplemente empezar a repartir culpas entre los partidos políticos y las formas como nos han gobernado en su momento.
En su ensayo "El ogro filantrópico" Octavio Paz hace mención que "El estado somos todos y no es ninguno" frase que llamo poderosamente mi atención pues es el punto neurálgico de lo que he criticado siempre: la inacción de la sociedad, el reclamo que por su silencio se convierte en cómplice, el hartazgo sin acción y la crítica anárquica; muchos de nosotros, desde la medianía de nuestra clase media, si no es que todos, hemos sido testigos voluntarios, y a veces no, de la decadencia de todo nuestro sistema: corrupción, violencia, impunidad, narcotrafico, delitos de mayor o menor impacto, abusos por parte de instituciones bancarias, cobros excesivos por parte parte de empresas estatales o privadas prestadoras de servicios y una lista larga de abusos de todos contra todos, donde el que tiene mas dinero o el que tiene los mejores contactos sale mejor librado.
No podemos culpar al estado de lo que nos sucede diariamente, es falaz y muy conveniente echar las culpas de nuestras desgracias al sistema que nosotros mismos hemos creado; en mi ultima opinión "ciudadano responsable" recibí quejas muy amargas donde se criticaba el "Estado de derecho", concepto que por su constante mención ha sido desgastado y pocos creen en el y lo consideran ya no como el pegamento que nos mantiene unidos como sociedad si no como un instrumento que usan los gobernantes para justificar acciones que no sancionamos como correctas.
Para que el estado de derecho funcione, deben existir dos condiciones fundamentales en la práctica:
A.- La ley debe ser el mandato fundamental.
B.- Deben garantizarse todos los derechos y libertades.
Nuestra constitución garantiza o debe garantizar que el "Estado de derecho" se lleve a la practica, por medio de la división de poderes, por medio de las instituciones encargadas de aplicar las leyes y sus reglamentos, por medio de los organismos encargados de vigilar a las mismas instituciones; pero la población, nosotros padres de familia, empleados, trabajadores, somos los encargados de CONOCER a las instituciones y las alternativas que tenemos para hacer saber nuestros reclamos.
Les debemos tanto a nuestros hijos, les estamos dejando tan poco, que es momento de pasar a la acción y el primer paso es informarnos, conocer, leer, no podemos circunscribirnos a las obligaciones que la constitución establece como inscribirnos en el catastro municipal o realizar el servicio militar, debemos, insisto DEBEMOS ser ciudadanos proactivos, ciudadanos comprometidos con la causa que nos aqueje, que nos mueva, que nos preocupe......... al no hacerlo nos convertimos en cómplices de lo mismo que tanto criticamos.

viernes, 31 de octubre de 2014

Ciudadano responsable

El caso es que ante los acontecimientos que vive nuestro país es imposible sustraerse a emitir una opinión al respecto: duele, indigna y preocupa lo que sucede a nuestro alrededor: robos, secuestros, narcotrafico, corrupción e impunidad; la clase política empecinada en proteger sus cotos de poder, la ciudadanía sumida en un estupor cómplice, en un estupor contemplativo e igual de irresponsable de quienes mal gobiernan y mal administran.
Sin necesidad de ampliar el horizonte de esta humilde opinión a los acontecimientos nacionales y de otros estados me gustaría limitarme a nuestro estado de Veracruz; como bien lo mencionaba un distinguido colega, Veracruz es un estado donde convergen distintos caracteres y circunstancias, tanto políticas como económicas y de idiosincrasia, no es lo mismo la zona serrana de la huasteca veracruzana que la zona de la costa o la colindante con Oaxaca o Puebla; pero independientemente de nuestras diferencias nos une la veracruzaneidad que en pocas palabras es nuestro gusto por lo alegre, por la hospitalidad, por la música y la poesía, de igual manera nuestra historia y los grandes personajes veracruzanos como el Gral. Ignacio de la llave o poetas y cantantes como Agustin Lara hacen de nosotros un pueblo con arraigo y distinción.
En el año 2011 y en la cumbre de las masacres perpetradas por el narcotrafico, el ejecutivo estatal nombro a un nuevo titular de la SSP en el estado con la finalidad de aplicar una  re ingeniería a la policia encargada de prevenir el delito; testigo es el que esto escribe que se han emprendido acciones dentro de la corporación para certificar que sus elementos cumplen con los requisitos establecidos en el sistema nacional de seguridad pública, sin embrago el motivo de la presente opinión no es elogiar o criticar las acciones que en materia de seguridad se han emprendido en nuestro estado si no mas bien reflexionar acerca de la participación de los veracruzanos en nuestra propia seguridad y como de forma muy cómoda hemos dejado nuestra seguridad en manos de instituciones que no conocemos pero si mucho criticamos.
Como un ciudadano de a pie, común, con responsabilidades económicas, hijos, trabajo, impuestos es necesario plantearse las siguientes preguntas:
¿Conozco quienes son los encargados de brindarme seguridad en mi colonia?
¿Se quien es mi jefe de manzana?
¿Tengo a la mano los números de emergencia (policía, bomberos,cruz roja, etc) en un lugar visible en mi domicilio?
¿He platicado con mi familia acerca de los pasos a seguir en caso de que cualquier miembro de la familia sea víctima de un delito?
¿Me he acercado a mis vecinos con el fin de establecer redes que nos permitan identificar peligros en mi colonia?
¿Conozco al diputado que me representa en el congreso del estado?
¿Se los alcances que tiene cada policía en los ámbitos municipal, estatal y federal?
¿De qué manera puedo exigirle al gobierno la seguridad a la que constitucionalmente tengo derecho?
Y como las anteriores preguntas se plantean muchas mas, concernientes no únicamente a las cuestiones de seguridad si no a ecológicas, educativas, de desarrollo, etc. Muchos de nosotros desde la comodidad de nuestro hogar, en pláticas de familia y desde las redes sociales opinamos y en los peores casos condenamos el actuar de nuestros órganos de gobierno, olvidando que la frase de José de Maistre no únicamente nos condena a tener el gobierno que nos merecemos, nos obliga a ser ciudadanos participativos y no únicamente críticos contemplativos de una realidad que no queremos cambiar.