lunes, 3 de noviembre de 2014

Cómplices silenciosos

Mucho hemos hablado, leído, opinado y escrito en pláticas de café o familiares, en juntas de trabajo y en redes sociales acerca la inconformidad, desazón, desilusión pero mas que nada apatía que existe en la sociedad acerca de las condiciones sociales que estamos viviendo; nos ha tocado una época que muy pocos de nosotros alcanzamos a predecir, una época que nadie quería vivir, o sufrir, y mucho menos una época que no queremos heredar a nuestros hijos.
No es la primera vez que me atrevo a escribir unas líneas y tampoco soy nuevo en la crítica informada hacia las autoridades o hacia la sociedad de la que formamos parte, desde mi época como Oficial Naval, en la iniciativa privada y ahora que formo parte nuevamente del aparato de gobierno, he señalado, criticado y propuesto soluciones a los problemas que día a día componen la realidad de nuestro país.
Los problemas son tan complejos así como ha sido compleja nuestra historia, el deterioro social se puede explicar de diferentes maneras y desde diferentes ópticas, podemos internarnos a épocas tan lejanas como la revolución de 1910 o simplemente empezar a repartir culpas entre los partidos políticos y las formas como nos han gobernado en su momento.
En su ensayo "El ogro filantrópico" Octavio Paz hace mención que "El estado somos todos y no es ninguno" frase que llamo poderosamente mi atención pues es el punto neurálgico de lo que he criticado siempre: la inacción de la sociedad, el reclamo que por su silencio se convierte en cómplice, el hartazgo sin acción y la crítica anárquica; muchos de nosotros, desde la medianía de nuestra clase media, si no es que todos, hemos sido testigos voluntarios, y a veces no, de la decadencia de todo nuestro sistema: corrupción, violencia, impunidad, narcotrafico, delitos de mayor o menor impacto, abusos por parte de instituciones bancarias, cobros excesivos por parte parte de empresas estatales o privadas prestadoras de servicios y una lista larga de abusos de todos contra todos, donde el que tiene mas dinero o el que tiene los mejores contactos sale mejor librado.
No podemos culpar al estado de lo que nos sucede diariamente, es falaz y muy conveniente echar las culpas de nuestras desgracias al sistema que nosotros mismos hemos creado; en mi ultima opinión "ciudadano responsable" recibí quejas muy amargas donde se criticaba el "Estado de derecho", concepto que por su constante mención ha sido desgastado y pocos creen en el y lo consideran ya no como el pegamento que nos mantiene unidos como sociedad si no como un instrumento que usan los gobernantes para justificar acciones que no sancionamos como correctas.
Para que el estado de derecho funcione, deben existir dos condiciones fundamentales en la práctica:
A.- La ley debe ser el mandato fundamental.
B.- Deben garantizarse todos los derechos y libertades.
Nuestra constitución garantiza o debe garantizar que el "Estado de derecho" se lleve a la practica, por medio de la división de poderes, por medio de las instituciones encargadas de aplicar las leyes y sus reglamentos, por medio de los organismos encargados de vigilar a las mismas instituciones; pero la población, nosotros padres de familia, empleados, trabajadores, somos los encargados de CONOCER a las instituciones y las alternativas que tenemos para hacer saber nuestros reclamos.
Les debemos tanto a nuestros hijos, les estamos dejando tan poco, que es momento de pasar a la acción y el primer paso es informarnos, conocer, leer, no podemos circunscribirnos a las obligaciones que la constitución establece como inscribirnos en el catastro municipal o realizar el servicio militar, debemos, insisto DEBEMOS ser ciudadanos proactivos, ciudadanos comprometidos con la causa que nos aqueje, que nos mueva, que nos preocupe......... al no hacerlo nos convertimos en cómplices de lo mismo que tanto criticamos.

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